28 enero 2015

Orígenes



Título original: I Origins

Año: 2014

Duración: 113 min.

País: Estados Unidos

Director: Mike Cahill

Guión: Mike Cahill

Música: Will Bates, Phil Mossman

Fotografía: Markus Förderer

Reparto: Michael Pitt, Brit Marling, Astrid Bergès-Frisbey, Steven Yeun, Archie Panjabi, Kashish, Cara Seymour, William Mapother, Venida Evans, Ako, Dorien Makhloghi, Charles W. Gray, John Schiumo, Farasha Baylock, Christopher Santamaria, Sebastian Santamaria, Rhonda Ayers, Crystal Anne Dickinson, Venida Evans.

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Sinopsis


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Ian Gray, un estudiante de biología molecular especializado en la evolución del ojo humano, conoce a una misteriosa mujer cuyo iris es multicolor. Años después, su investigación lo lleva a hacer un descubrimiento asombroso, que podría cambiar la forma en que percibimos nuestra existencia. (FILMAFFINITY).

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Mi opinión

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La película toma el nombre del teólogo oriental homónimo es considerado un Padre de la Iglesia oriental, destacado por su erudición y, junto con San Agustín y Santo Tomás uno de los tres pilares de la teología cristiana. Contrario a lo que afirmaban otros teosofistas, Orígenes era contrario a la doctrina de la reencarnación. Conocedor del concepto a partir de la filosofía griega, afirma que la transmigración "...es ajena a la Iglesia de Dios, no enseñada por los apóstoles, y no apoyada por las Escrituras".

Este es el punto de partida de la cinta, en el que Orígenes es representado por Michael Pitt, del que disfrutamos entre otras en Funny Games, reputado científico empeñado en demostrar con sus experimentos la no existencia de Dios y la causalidad de la evolución.

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Con esta premisa se inicia, en clave preciosista y estética sundance, el fallido intento de Mike Cahill de entablar un falso debate interno en el espectador sobre ciencia versus espiritualidad.

Y este es el mayor problema que veo en la historia. Ian Gray vive enfrascado en sus ideas ateas hasta que conoce a Sofi, una misteriosa mujer encarnada por Astrid Bergès-Frisbey, profundamente espiritual, que producirá en él un terremoto emocional, profundamente arraigado a la pasión que ella despierta.

A nivel técnico, el film es prácticamente perfecto. Una excelente fotografía, actuaciones fantásticas, una buena banda sonora perfectamente integrada con la imagen, ambientación y ritmo más que correcto, notable dirección... ¡Nada que objetar! ¿Qué falla entonces en Orígenes?

Pues que la fingida opción que se presenta al espectador queda anulada por las continuas casualidades que uno debe aceptar de buen grado en el desarrollo de la trama, y que condicionan por completo la opinión a adoptar, abocándose sí o sí a la necesidad de posicionarse del lado de la espiritualidad si se quiere dar una cierta consistencia a lo que estamos viendo; abortando cualquier atisbo de discrepancia o discusión con la propuesta científica. En este aspecto, no funciona ni como fábula, ni mucho menos como ejercicio de debate.

Cuando los cimientos de la credibilidad están a punto de caer por los suelos, la escena en que Ian entra en un hotel de la India, con una niña de corta edad, sola, de la mano, para llevársela a su habitación (con muy buenas intenciones, eso por descontado), dinamita por completo la verosimilitud de la propuesta. ¿Acaso Mike Cahill no ha oído hablar del abuso a menores? ¿Piensa que un occidental blanco, rubio y adinerado puede hacer algo así en un hotel decente sin que sus responsables llamen a las autoridades al instante?

Orígenes no es una mala película, ni mucho menos, pero ser la ganadora de un festival tan prestigioso como el de Sitges, debe implicar un plus que no se encuentra en la cinta, o por lo menos yo no he sabido encontrarlo.

Una pequeña decepción, quizás debidas a mis altas expectativas.

Valoración: 6 puntos de sutura

Trailer:






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