Antes de las vacaciones finalizó la segunda media temporada de la quinta temporada de The Walking Dead, sin duda una de las más intensas que hemos podido ver, y mucho más acorde con el umbral de brutalidad que se aprecia en los cómics; algo que todos los amantes de la obra escrita echábamos un poco de menos en la serie televisiva.
En la anterior entrega, dejamos al grupo muy tocado moralmente tras la experiencia en el hospital y la muerte de Beth, que unido a Terminus, sin duda significan un antes y un después a la hora de enfrentarse al mundo: hemos dejado atrás la poca humanidad que quedaba, y el claro ejemplo es lo que le sucede a Tyreese.
Llegados a este punto la aparición de Aaron, con nuevas promesas para el grupo hace aflorar los demonios que ya se han instalado en el corazón de los protagonistas. El modo en que Rick se enfrenta a esta nueva encrucijada, a priori crucial para la supervivencia, es la tónica que desarrollará la trama de los siguientes capítulos.
Es complicado resaltar lo que está por llegar sin soltar prenda sobre la trama, pero basta decir que la transformación que representa para todos los personajes la nueva situación en la que se encuentran los integrantes. Si normalmente el cambio se centraba básicamente en Rick y Carl, el nuevo estatus afecta a todos por igual, y en los sucesivos episodios veremos a una colosal y fantástica Carol, que nos ofrece momentos realmente jugosos y de un terror psicológico brutal.
Poco a poco el guión nos lleva hacia la imposibilidad de evitar la brutalidad que reina entre los supervivientes, acosados tanto por los muertos como por las intrigas e intereses de los vivos. Aunque hay algunos personajes que se podrían haber aprovechado un poco más, la serie gana en intensidad desde mitad de la midseason y, a medida que nos acercamos al final de la temporada, la tensión de cada capítulo nos deja con finales espectaculares. Poco a poco se va generando un clímax de desconfianza que culminará en último episodio, donde la presión llega al momento culminante, y en la que Rick se ve obligado a realizar un acto que seguro pesará en el futuro, además ante los ojos de un viejo amigo que reaparece.
El fin de temporada deja un futuro muy abierto, que seguro deparará numerosas sorpresas a los fans de la saga. Además, personalmente, llega en el momento justo, pues la trama de la serie había alcanzado justo el último tomo de los cómics que había leído, lo cual me permite poder saborear las páginas de Kirkman y Adlard con cierta tranquilidad hasta la llegada de la próxima temporada.
Y de postre, para que no se haga muy larga la espera, AMC nos propone una receta que hará relamerse a los fans de Carol (entre los que me incluyo). Las galletas protagonistas de uno de las mejores escenas de toda la temporada.
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