Título original: Gurotesuku (Grotesque)
Año: 2009
Duración: 73 min.
País: Japón
Director: Kôji Shiraishi
Guión: Kôji Shiraishi
Fotografía: Yôhei Fukuda
Reparto: Hiroaki Kawatsure, Tsugumi Nagasawa, Shigeo Ôsako.
Sinopsis
Una joven pareja, Aki (la estrella del cine para adultos Tsugumi Nagasawa) y Kazuo (Kawatsure Hiroaki), son secuestrados cuando pasean por la calle por un sádico demente (Osako Shigeo) que los encierra en un sótano y los somete a degradantes torturas, degradación y toda clase de mutilaciones... (FILMAFFINITY).
Mi opinión
Grotesque merece entrar por derecho propio un triángulo de depravación que contendría en sus otros dos vértices la saga Human Centipode y A Serbian Film. Con esta premisa se entiende que se trata de un visionado complicado, no apto para todos los públicos y que genera una fuerte controversia entre defensores y detractores. Y es que Grotesque lleva la violencia, a priori gratuita, hasta el límite de la soportabilidad, superando con creces la línea que separa la cordura.
Nos encontramos ante la figura del Mad Doctor, que sin motivo alguno es capaz de desencadenar una ola de terror y dolor sobre sus indefensas víctimas, que de repente se ven obligadas a soportar una situación que no hubiesen imaginado ni en la peor de sus pesadillas. Los tres actores, víctimas y verdugos, hacen una notable actuación, sobre todo el doctor, sin duda el personaje que más chicha tiene en un guión parco en palabras, pero con algún giro que otro más que interesante.
Tras una primera violencia más psicológica, en la que se rompen las perspectivas surgidas en el horizonte de los protagonistas, la cinta se adentra en una sinrazón de violencia explícita, gore salvaje y pruebas de amor que harían palidecer a John Kramer, alias Puzzle. Y quizás sea ese el punto más grotesco de la cinta, la crudeza y la simpleza de la extrema violencia que desarrolla, alejada de cualquier tipo de artificio; burda, salvaje, absurda.
Con apenas dos escenarios, es capaz de captar el interés del espectador, que lucha contra los reproches de su estómago, mientras no da crédito ante alguno de los vuelcos que presenta la trama, y que hacen aún más enfermiza la acción. Hay que agradecer que su director nos dé un pequeño respiro, en modo de pulcra y luminosa habitación de hospital; descanso necesario para masticar lo que hemos visto hasta el momento y poder afrontar con renovada fuerza el tramo final.
Un tramo final en el que de nuevo se nos presenta un nuevo giro, tragicómico, que hace incluso que soltemos alguna que otra carcajada, fruto de la tensión a la que hemos estado sometidos desde el primer minuto. Quizás para muchos este cambio sea un motivo de crítica, unido a la poca profundidad de la idea original en que se basa, aunque más bien parece la opción elegida por su director para recalcar lo absurdo e injustificable de los hechos, una exageración enfermiza de la mente nipona, la válvula de escape de una férrea tradición.
En cualquier caso, la explicación que nos ofrecen en los minutos finales, no deja de convertirse en algo meramente anecdótico, casi insustancial.
Sin duda una cinta que no te dejará indiferente y con el estómago revuelto.
Valoración: 7 puntos de sutura
Trailer:
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